martes, 29 de agosto de 2023

La unión entre Depeche Mode y Andrés Bobe, con aderezos de un clásico futbolero.

Andrés Bobe, guitarrista del grupo La Ley, salió la noche del 9 de Abril de 1994 a presentarse para una tocata a beneficio de la hija del jugador del club Palestino Hector Robles. Las fuentes indican que ese concierto recaudaría los fondos necesarios para que ella viajara junto a su familia a Houston para tratarse de una afección hepática que la llevaría a un transplante. Esa noche Andrés junto a los músicos decidió celebrar en grande. No se precisa la cantidad de alcohol que se bebió, pero para que -según las fuentes- le pidieran por favor que no fuera a manejar su moto en el estado que se encontraba, deducimos dentro del supuesto que fue una gran cantidad. Junto con él estaba Beto Cuevas, una de las voces icónos de los años 90 en la música nacional y que junto con otras bandas marcaron esa transición que, no solamente en lo político se vivía, sino también en lo musical en especial con la definitiva separación de la banda más popular de Chile que eran Los Prisioneros. 

 

Beto Cuevas, en un reportaje, señaló que había cierta rivalidad entre Andrés y él, en donde el padre fundador veía como el vocalista acaparaba toda la atención de la prensa, las entrevistas, las sesiones de fotos, en fín; uno pudiera suponer que aquí era "Beto Cuevas y La Ley" más que la banda completa. Sin embargo, esa noche se dijeron varias cosas halagadoras en donde limaron asperezas y afianzaron aún más los lazos, pasando del clásico "compañero de trabajo" a ser "hermanos". Pero este hermano, ese día en puntual, quería irse a la casa de su pareja Constanza Piwonka y por más que le insistieran terminó saliendo del lugar. El accidente no se hizo esperar: colisionó su motocicleta en un árbol en la comuna de La Reina, causando la muerte minutos después producto de un TEC abierto, la madrugada del 10 de Abríl de 1994.

La noticia golpeó no solamente a la banda y su fanaticada, sino también a otro grupo que esa noche se presentaría en el velodromo del Estadio Nacional, en la extensión de su gira llamada "Devotional  Tour" y que pasaría a tener el nombre de "Exotic Tour"; el nombre de la banda: Depeche Mode. 

Una gira es una cosa pero la extensión de esta con otro nombre era algo que nadie se podría imaginar; tras su exitoso "Violator", los ojos estaban centrados en los británicos con su nuevo disco "Songs of Faith and Devotion" que recibió buenas críticas -algunas más tibias pues esperaban que la banda mantuviera el formato oscuro de discos anteriores-, haciendo que se repitiera la fórmula que inclusive llevan hasta el día de hoy, es decir, lanzar un nuevo disco, promoción de giras a los meses de emitido y un rogar al cielo para que pasen por sudamérica. Lo vertiginoso de este proceso, en ese tiempo, llevó a que se agregaran nuevas fechas incluyendo a nuestra tan olvidada geografía sudaméricana que, dicho sea de paso, gran parte de las bandas que queríamos que sonaran en nuestro país, al presentarse ya más consolidados -por no decir viejos- se preguntan porqué no vinieron antes, principalmente por como es la fanaticada en estas partes del mundo. Chile, lamentablemente, tenía un mal proceder con varias agrupaciones, pero no por un tema personal, sino más bien político - moral: no olvidemos lo que le pasó a Iron Maiden, Madonna y Mano Negra que gracias a la intervención de la iglesia católica en un Estado Laico, hizo que finalmente no se presentaran en nuestro país. Voluntad de las bandas, hay; las limitaciones y sugerencias de comportamiento en este tiempo, eran más parecidas a un Manual de Carreño que otra cosa.

Y si, técnicamente hablando, el concierto estuvo a escasos piedrazos de no realizarse debido a lo que pasaba afuera del velodromo y que la banda vivió en carne propia: un clásico, un llamado "Super Clásico" entre los equipos de Colo Colo y la Universidad de Chile. 

El Super Clásico, llamado así por el tema de las barras bravas más que por un tema de historial de rivalidad futbolística (parecido a lo que pasa entre Boca Juniors y River Plate en Argentina), tenían su presentación en el Estadio Nacional ese día del concierto. Ese día, y como suele suceder, las clásicas peleas entre los hinchas de cada una de las barras se llevaba siempre por Avenida Marathón, parte de la calle Pedro de Valdivia, y Av. Grecia, en donde las piedras, el "guanaco" y el "zorrillo" terminaban gasificando y mojando el ambiente; un ambiente enrarecido no solo para quienes disfrutaron ese día de la experiencia goleadora de Marcelo Salas y su 4 a 1 a favor del equipo universitario, apodado ese día como "Matador", sino también para los oriundos de Essex quienes en una van totalmente destartalada, llegaron como pudieron al velódromo no sin pasar por barricadas, fuego en las calles, perros atropellados, y gas lacrimógeno. Si, la pasada de Depeche Mode -su primera vez en Chile- no fue una de las más agraciadas. Y ya que estamos en eso, ¿como se estaba llevando el tour que los trajo a Chile? en una palabra: pésimo.

El desgaste del "Devotional Tour" era más que evidente: los conciertos por Europa y Estados Unidos marcaron el itinerario de una banda que para poder tocar en un escenario necesita mover una gran cantidad de recursos, roadies, exigencias -muchas, pero muchas exigencias-, entre otras cosas. Sumado a el cansancio, los hoteles, las diferencias horarias, entre otros factores que juntos podrían hacer una bomba atómica, las ganas de matarse en el grupo era más que evidentes, teniendo para ese día de la presentación la ausencia de Andrew Fletcher (por sus jaquecas, dicen unos; por su depresión, dicen otros), siendo reemplazado por Daryl Bamonte, Martin Gore -que ya estaba más que superado por el alcohol, cuentan-, Alan Wilder que ya tenía en mente separarse de la banda y a Dave Gahan, quien la heroína ya lo tenía en las cuerdas. Con todo, la banda se presentó ante una gran cantidad de fans, los registros dicen 17 mil personas, pero por sobre todas las cosas, tenerlos en Chile ya era una bendición; era la misa tan esperada por cientos de fanáticos del New Wave británico y, si el sonido era deficiente y las gráficas no se veían un carajo, no importaba nada más. Fue tal el accionar de los fans en Chile que el mismo Alan Wilder en un documental para el disco "Violator" hace mención a su experiencia en nuestro país, y que a pesar de lo que vivieron en el trayecto fue de locos, dijo que la energía que transmitía la fanaticada era grandiosa; se complementa, además, con lo que dijo Dave Gahan en el hotel Sheraton en una entrevista diciendo que estaba asombrado con los "25 mil fanáticos" que fueron al show. 

Por cierto, entonces, y a lo que nos lleva en este escrito, ¿cuál es el vínculo entre Depeche Mode, Andrés Bobe y el clásico de fútbol. La relación es así: Andrés Bobe era hincha de la "U" y antes de empezar el clásico, se hizo un emotivo minuto de silencio; y la banda al enterarse de la trágica muerte de Andrés mandateó a que antes del show se hiciera un emotivo minuto de silencio.


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