Un hecho: "la prueba de fuego de cualquier banda consolidada es una gira"; y no es una frase al azar pues, un grupo de personas que se conocen, tienden a "conocerse" más a fondo cuando hay una gira musical que los lleva por distintas partes del país o del mundo -dependiendo del alcance internacional que puedan tener-. Y ya no es una cosa de juntarse en un bar a tocar cada dos semanas o bien rotar durante los fines de semana. Es un convivir constante, con mañas, maneras, bromas, días buenos y malos, girando en un bus, con una alimentación deficiente, con fiestas después de tocatas, drogas y alcohol por montones, groupies dispuestos y dispuestas a todo, entre un sin fín de cosas que uno pudiera imaginar.
En palabras de muchos músicos que se van de gira, el último concierto de una gira es lo mejor: por fín descansas de la presión de un show, de los constantes viajes entre un lado y otro, de los hoteles, de los horarios, del "jet lag" puro y duro de los horarios cambiados. En síntesis, cosas tan cotidianas como ducharte se pueden transformar en un suplicio que, mal llevado, puede desencadenar en cosas más atroces como encariñarse en los excesos o la disolución de una banda. Y este no solo es un factor: los problemas de creación, de que un disco no haya "pegado" de buena manera en los fanáticos (otro factor para desarticularse), o bien hayan tenido una gira que va de lo regular a lo malo son factores más que evidentes para que una banda decida terminar su ciclo. Pero lo que pasó con Depeche Mode quizás cae en la categoría de Gabriel García Marquez, es decir, la "crónica de una muerte anunciada". Pero, ¿qué tan "anunciada" podía estar esa muerte? Veamoslo ahora.
Tras el éxito del disco "Violator", la banda estuvo inactiva por dos años. Y no es menor: la repercusión de a mi juicio el numero uno de sus discos, más la gira que los llevó -como siempre- por Europa y América del Norte, sumado al desgaste propio de creación y los conciertos, hizo que sus integrantes quisieran un descanso no solo en lo creativo, sino además en lo personal, algo que muchas bandas y solistas prefieren no sacar a la luz pública pues conyeva mostrar sufrimientos, angustias o separaciones; pero, a pesar de ello, siempre ss sigue adelante con el a veces mal llamado "profesionalismo" y dedicación.
Pasados esos dos años decidieron nuevamente reunirse para la creación de un nuevo disco que sería el "Songs and Faith and Devotion", un disco que sin que ellos lo supieran -quién sabe- se transformaría en el antes y después de la banda. Partamos entonces por la búsqueda de una locación que sirviera para poder buscar inspiración y para que todos pudieran estar reunidos en las labores de creación, voces y cuanta parafernalia más se nos pudiera ocurrir. La locación fue España, principalmente en Madrid donde terminaron arrendando un espacio tan grande como pudieran imaginar en el cual estarían todos los instrumentos que la banda necesitaría para la realización de las maquetas que en su mayoría ya las tenía Martin Gore, el creador sin más de muchas de las canciones que cantaría Dave Gahan, con el siempre bondadoso Andrew Fletcher y también de quien le sacaría el jugo, cuan científico que busca una nueva utilidad llamado Alan Wilder. Sintetizadores, guitarras, una bateria, todo estaba a la mano para la creación de nuevo material, más aún capitaneados por Flood, productor que hizo que el disco "Violator" fuera la obra maestra, y este no dejaría de ser la excepción salvo por un detalle no menor: la separación de dos años trajo consigo a una banda totalmente disfuncional.
Vayamos por capas porque este grupo, a como se veía en el escenario, tenía también su lucha de egos y más aún cuando a la hora de la creación, ya no solamente era uno sino varios los que buscaban aportar en la medida de lo posible.
Partamos con Dave Gahan, el frontman por excelencia de Depeche Mode que, para ese entonces, se había cautivado demasiado con Estados Unidos y en especial con los nuevos rítmos que estaban sonando en la escena musical, en especial el grunge. Bandas como Soundgarden, Alice in Chains, Pearl Jam, entre otras más, daban rienda suelta a que sí, si se podía armonizar un rítmo tan mutante como el rock, darle una pila más de sentimiento y volverlo hasta filosófico; quizas es ahí donde comenzó a mutar, a dejarse el pelo largo y la barba, a llenarse de tatuajes, a experimentar con drogas sintéticas y a llenar, posiblemente, ese vacío que le dejó la separación de su primera esposa -Joanne Fox- con velas aromáticas y la pintura. Así es como llegaba a España, como una persona que estaba en la búsqueda de "no sabemos qué".
Martin Gore se encontraba como siempre en el proceso de creación del nuevo disco; una máquina que no se detenía por nada del mundo y que pronto le comenzaría a pasar la cuenta. Es sabido que en este periodo estaba con problemas de alcohol y se presume que esta vorágine la venía ya repitiendo de manera constante; no es menor estar en la cresta de la ola y comenzar a sentir la presión de las disqueras, de los fans, e inclusive de la propia banda. Podría haber tenido un catalizador que lo sacara un rato de su atribulada vida creativa pero, inclusive su disco solista "Counterfeit", lanzado en 1989, ya significaba un nuevo y quizas angustiante proceso creativo que lo sumergía nuevamente en el alcohol. Aún así, llegó a España esperanzado con las maquetas que tenía y confiaba a ciegas en la voluntad del grupo.
Andrew Fletcher, sin querer y hasta el día de su repentina muerte en 2022, se volvió en el "segundo manager" de la banda. La razón es simple: él era quien hablaba con la prensa, él era quien debía calmar los ánimos dentro del grupo -en especial cuando Gahan y Gore se enfadaban por algo-, él era en el fondo quien se llevaba todo el peso mental de una banda en donde, al menos en ese periodo, lo que menos había era sensatez. Es obvio que dos años de descanso le ayudarían mucho a poder buscar un nuevo desarrollo o catalizador (no por nada fue Dj de música electrónica por mucho tiempo), pero sabiendo que debía volver a enfrentar una dinámica tan repetitiva y predecible como ser el conciliador de la banda más que como un músico, donde la misma fórmula no funcionaba -a pesar de todas las dosis que pudieras administrarle- esto ya no sería algo bueno, sería algo muy triste. Y quizás, ya con esa predisposición, apareció en España a sumarse al proceso de rearme y creación de este disco.
Alan Wilder, para muchos la piedra en el zapato de Martin Gore, tenía su catalizador propio llamado "Recoil", y supo aprovechar su tiempo a la hora de la creación de nuevos temas para su proyecto. Un proyecto que tenía varias influencias en el sonido blues, jazz, se podría decir que hasta algo de hip hop, guardando los límites. Es innegable el aporte que hizo a la banda, hasta separarse de ellos en 1994, y por lo mismo, venía con una carga de motivación y aportes a la banda que, digamoslo, no estaba pasando por su mejor momento anímico y de creación. Su llegada a España lo encuentra en su peak de colaboración, de aporte y de establecer nuevas ideas, llevando a la banda la utilización de una bateria; si Gore gustaba de las guitarras, ¿porqué no entonces una batería?
Es en esta parte donde al llegar a España, puntualmente en Madrid, las cosas no comenzaron a darse. Flood se encontraba ante un gran rompecabezas donde todos buscaban aportar pero estaban en su mundo; cosa poca es lidiar con 4 personalidades que se juntaban en un estudio y después se iban a sus casas a compartir la vida familiar o lo que ellos quisieran disponer. En uno de los documentales que salieron junto con una gran compilación de discos y lados B de este disco, Daniel Miller decía que al llegar al estudio tenía a Flood en el piso tocando una máquina de samples, a Dave encerrado en su pieza pintando, a Martin tratando de buscar el balance correcto, a Fletch tratando de aportar a pesar de su tormenta emocional y a Alan tocando la batería. Y es ahí, en ese punto, donde se podría mencionar que estamos ante la "Crónica de una muerte anunciada" pues la conjunción del disco no estaba cuajando como se quisiera.
Pero, se nos olvida algo. Son Depeche Mode, y si hay algo que tienen es concentrar sus esfuerzos en lograr un buen disco que llene a la fanaticada, y alejarse lo más posible de las críticas que pudieran nacer, buscando salir de la monotonía de los pianos y sintetizadores (que nunca abandonaron, cierto), pero agregando ya más fuerza en varias otras cosas como agregar más guitarras, una bateria y coros. ¿Depeche Mode usando coros?, Si. Y la idea no era mala bajo el concepto del disco que se estaba queriendo hacer: la experimentación de ritmos aprovechándose de las fuertes influencias del gospel, el jazz y el blues, más varias trazas de rock, lograron que el grupo se volviera un híbrido gracias a los tiempos que corrían, donde el grunge se abría con fuerza y nuevos rítmos bajo la influencia de las bases del rock y el pop comenzaron a salir. Sabemos que los años 90 fueron una suerte de experimentación que reventó de manera forzada desde 1994 en adelante, pero eso es parte de otra historia.
Con el disco ya en las vitrinas y un sencillo en las radios, se comenzó entonces a pensar en la gira que llevaría por nombre "Devotional Tour" que seguía contemplando los mismos países, los mismos escenarios y la misma devota fanaticada. Sin embargo, y de la nada, después de cerca de 9 meses de gira y un descanso de 2 meses, apareció el llamado "Exotic Tour", que los llevaría por África, Asia, y Latinoamérica donde, claramente, Chile también estaba en el radar de la banda. Pero también el radar apuntaba a las sienes de un grupo de chicos que estaban reventados, que finalizaría con los ánimos por el suelo, con uno de sus integrantes sin terminar la gira y la separación de uno de sus integrantes.
¿Que pasó en esa gira? En la parte 2 te la cuento...



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