The Verve, banda que nace en el año 1989 en Wigan -Inglaterra-, estaba en la preparación de, probablemente, su disco más emblemático y conocido a nivel internacional llamado "Urban Hymns" del cual se extraen temas como "Lucky man", "The drugs don't not work" y también "Bitter Sweet Simphony", una canción que compuso Richard Ashcrof -fundador y vocalista de la banda- pero que tenía una particularidad: había utilizado para su creación una parte de otra canción. Esa canción se llama "The last time" de The Rolling Stones en donde se utilizaban algunas notas, solo 5, y que respondían a la parte inicial de la canción que, si la escuchamos, es total y absolutamente distinta a la canción de la que estamos hablando.
Según las fuentes consultadas, se realizó la cesión a cambio de que las ganancias de esta fueran repartidas de manera igualitaria (50/50), y todo sería de maravillas de no ser por otro factor que se escapó de toda lógica. Andrew Oldham, antíguo manager de la banda, realizó una mezcla de esta canción en su proyecto musical llamado "Andrew Oldham Orchestra" la cual vendió después a Allen Kelin, el nuevo representante del grupo. Y todo iba bien cuando por azares del destino, y después de escuchar la letra y la música de The Verve -y además de darse cuenta del éxito que estaba proyectando esta canción a nivel mundial-, que demanda a la banda con el argumento de que Ashcroft incumplió la utilización de notas, extendiendo el sample de la misma y poniendo más registros de los que en un comienzo se acordaron. La demanda no se hizo esperar y era por el 100% de las ganancias de la canción pues se argumentó que sus creadores originales eran Mick Jagger y Keith Richards. The Verve no se dejó apabullar y contramanifestó que hicieron 50 arreglos a la canción original y por lo tanto la canción, la letra y la melodía les pertenecía a ellos; al ver que la guerra la tenían más que perdida, decidieron entonces dejar la fiesta en paz y ceder los derechos de la canción a los Stones, dejando como creadores de la misma a Jagger y Richards. En más de una ocasión se escuchó en alguna entrevista decir a Ashcroft que era "la mejor canción que han hecho Jagger y Richards han escrito en los ultimos 20 años".
Y si usted, asíduo lector de este humilde y trabajólico pasquín, piensan que esto finalizó, le digo de inmediato que esto sería la punta de lanza de algo que me aventuraría a mencionar que fue una "maldición". Partamos por el hecho de que la canción fue nominada en 1999 a un Grammy como mejor canción Rock y si bien no ganó la nominación, en los derechos de autoría aparecen Mick Jagger y Keith Richards lo cual fue recibido por la banda como un verdadero masazo en la cabeza de la cual Ashcroft recién se venía levantando para luego recibir el tiro de gracia por un comercial. Si, leyó bien, un comercial.
El vocalista de The Verve nunca quiso que sus canciones y letras terminaran en comerciales. Nike le ofreció a la banda una gran cantidad de dinero para la utilización de esta canción en comerciales a lo cual no quisieron. Pero Allen Klein, el manager del grupo y quien demandó a la banda por el 100% de las regalías dio el visto bueno a que se usara, y claramente las ganancias del comercial pasaron a los Rolling Stones, más en concreto a Mick y Keith. Y ese fue el golpe de gracia para la banda la cual, una vez finalizada la gira europea por el disco "Urban Hymns" terminó disolviéndose en 1999, con un Richard Ashcroft totalmente deprimido y con una banda que ya estaba quemando aceite desde comienzos de los 90, pero esa es otra historia.
Lo que sigue es una carrera solista de Ashcroft y los demás integrantes de la banda por separado, disfrutando de las regalías de ventas de discos, el sonar en las radios y además de las regalías de autor por las creaciones de los discos anteriores a este. Solo para que se hagan una idea: Bitter Sweet Simphony en Spotify superó los mil millones de reproducciones, lo que significa una ganancia bastante amplia para la banda y, como no, para el vocalista. Pero eso sería siempre y cuando los derechos al menos de esa canción les pudieran pertenecer pues ya hemos comentado que pasó. De hecho, no es el primer lío que tienen debido a derechos de autor pues una banda de jazz demandó a la banda por su nombre pues al comienzo se llamaban "Verve", que era el nombre ya registrado de esta banda, y debieron agregar el "The" para evitar más conflictos.
Recién en 2019 The Rolling Stones cedió los derechos totales de la canción a Richard Ashcroft, dejándolo como autor de la canción y pasando todas las regalías de la misma a la banda, como debió ser siempre, después de más de 20 años profitando ganancias gracias a una buena voluntad de The Verve y su vocalista de hacer las cosas bien, como dictan los canones de buena conducta en la música, pagando los derechos de creación como corresponden, compartir regalías y así nadie salir con problemas, en especial de este "hombre con suerte", creador de una "sinfonía agridulce".

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