"Todo es tan tonto, todo es tan triste,
amarte es dar cabezazos en la pared.
Todo es tan tonto, todo es tan triste,
amarte es un cielo disfrazado de infierno"
Este escrito es sobre el amor, la separación, el poder cumplir con "la pega" y obtener la alegría con una disolución. Sean bienvenidos a la historia del disco "Corazones" de Jorge Gonzalez... perdón, de Los Prisioneros.
Era 1989 y el aire ya no estaba tan pasado a pólvora, gases lacrimogenos y sangre. Más bien era "festivo": la victoria en el plebiscito de 1988 entregaba buenos augurios en lo social y lo político, pero aún bajo la sombra del monito mayor y sus secuases militares. El "corrió solito y llegó segundo" ya era un mantra difícil de olvidar en la mayoría de las publicaciones y se respiraba una mayor "libertad". Musicalmente hablando, varias bandas nacionales comenzaban a ser escuchadas e invitadas a festivales, a pesar de la marejada de bandas argentinas que coparon las radios en los años 80 como Soda Stereo, G.I.T, Los Enanitos Verdes, Migue Mateos, Virus, entre otros. Aparato Raro, Cinema, Electrodomésticos, Emociones Clandestinas, Nadie, La Ley (en sus primeros pasos) y, obviamente, Los Prisioneros -entre otras bandas-, comenzaron a salir de la "clandestinidad" y comenzaron a sonar sin miedo también. Todos trabajando para los sellos, cantidad de discos a vender, mercancías de las bandas, presentaciones en regiones, largos tour donde se dejaba el alma y las cuerdas vocales, a veces sin roadie, a veces sin buena amplificación; la idea era sonar, hacerse notar. Pero esa es otra historia...
Miguel, Claudio y Jorge, Los Prisioneros, se habían posicionado en lo más alto de la escena musical nacional; "La Voz de los 80", "Pateando Piedras" y "La Cultura de la Basura" fueron los discos que los catapultaron a lo más alto de la música contestataria, y a punta de tocatas con intervención de carabineros, otras autorizadas y también con intervención de carabineros, y otras tantas por ahí, también con la intervención de carabineros, lograron posicionar de manera excelente a la agrupación que partió siendo punk, para luego ser synth pop y luego ser ¿pop? Y ojo, los signos de interrogación aquí no están de más.
Para ese año, entre junio y agosto, se grabaron las maquetas de lo que sería el 4° disco de la agrupación. Esta maqueta que se llamó "Beaucheff 1435" la cual circula por entre los fans de la banda y Youtube, porque nunca vio la luz; Jorge Gonzalez decide viajar a Los Angeles para realizar una nueva grabación, con nuevas canciones (menos contestatarias, pero con más sentimiento, con más amor); no lo acompaña Miguel por problemas de visa y Claudio, se había ido de la banda. ¿las razones? El amor, pero ese que es correspondido a medias -en un tira y afloja tremendamente tóxico-, ese amor jugado que finalmente terminó desechándose como una servilleta sucia sobre un plato de comida.
Claudio Narea conoció a Claudia Carvajal en una de las tantas giras que hubo con Los Prisioneros a la costa; miradas más, miradas menos, iniciaron un romance que terminaría siendo matrimonio en el año 1987. Jorge estaba casado a esas alturas con Jaqueline Fresard, quien formara el colectivo llamado "Las Cleopatras" y de la cual Jorge participaría activamente en la performance de la banda y en la instrumentalización de la misma. Terminarían separándose en 1988 siendo las causas, principalmente, la monotonía de tener a alguien al lado sin que este pudiera crecer con mayores libertades, es decir, "una mujer que no me llame la atención", pero su mirada de pronto se fijó en Claudia. Y Claudia también lo vio. Y es en esta parte de la vida donde no existe una explicación lógica de porqué, como, cuando y donde, nació el coqueteo y luego el romance, uno total y absolutamente irresponsable. Cartas de amor, de alto calibre sexual, y las llaves de la casa de Jorge en Beaucheff fueron más que pruebas suficientes para que, una vez que Jorge volviera de sus vacaciones, Claudio lo esperara cerca de su casa y le pusiera tremendo "cachuchazo" que lo dejara, aparte de desorientado, diciendole "me lo merezco".
Junto con otras cosas que son mencionadas en el libro "Mi vida como prisionero" hecho por el mismo Claudio Narea, el final del trio sanmiguelino era más que evidente. Tras la oficialización de la salida de Narea de la banda, con un disco ya maqueteado y listo a ser lanzado, y con varias giras ya amarradas, Jorge y Miguel pidieron ayuda a Cecilia Aguayo, tecladista y fundadora de "Las Cleopatras", y a Robert Rodriguez en el bajo. Se hicieron 3 videos: "Tren al Sur" que fuera el single elegido para promocionar el disco, secundado por "Corazones Rojos" -una canción que a todas luces en los tiempos que corren estaría llena de "red flags" y en la categoría de "funa avanzada"-, y "Estrechez de Corazón", canción que no puede ser más dedicada a Claudia, tanto en su letra como en su intensidad.
N. del A: YouTube se puso pesado con subir los videos, así que les dejo los links para que los puedan "pinchar" y ver a su gusto.
Esto de darse vuelta a Chile entero, dos presentaciones en el Festival de Viña del Mar totalmente exitosas, y una extenuante y tortuosa gira por Sudamérica, terminarían con la banda disuelta totalmente. El camino de los ex prisioneros se condensaría así: Claudio Narea formaría la banda "Profetas y Frenéticos", de buena aceptación en la crítica nacional; Miguel Tapia formaría con Cecilia Aguayo la banda "Jardín Secreto", también de buena aceptación, y Jorge González -quien partió primero con este disco- tendría una carrera solista con resultados bastante disparejos, teniendo una alta rotación en las radios solamente su disco Homonimo del año 1993.
Para el que es fanático de la banda, la propuesta que hace Jorge González en este disco es total y absolutamente desconcertante. Pasamos del punk rock y la canción protesta, hacemos la transición agregando los sintetizadores y bajando las revoluciones de las letras contestatarias para luego meternos de lleno en un disco como este, donde "noches en la ciudad" es la única canción "protesta" que tiene. Todo el disco gira en torno al haber jugado a enamorarse de una mujer que no correspondía, echando por la borda una amistad desde los 14 años, donde todo hacía parecer que el amor triunfaría sobre las expectativas más avanzadas y terminó siendo un petardo más sobre el cielo de una persona que siempre dijo tener "un alma sensible" como escudo ante esta "provocación" del destino. No hay canción en el disco que falle a ese espacio tiempo que vivía Jorge González, que si bien no tiene un orden cronológico de donde agarrarse, uno perfectamente puede entender hacia donde van dirigidos los tiros. Es un disco completo, no tiene ni presenta fallas, el cual pido escuchar completo sin saltarse ninguna canción. Pero, te advierto: si tienes penas sin solucionar en tu corazón, será mejor que te abstengas. Puedes salir "peinado pa' atrás".
Y es que la última frase de la canción de este disco lo dice todo:
"Es el maldito amor. Le gusta reirse, reirse en tu cara"

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